Un juego peligroso (Romantic Ediciones): Conflicto de Intereses II (Spanish Edition) by Mariah Evans

Un juego peligroso (Romantic Ediciones): Conflicto de Intereses II (Spanish Edition) by Mariah Evans

autor:Mariah Evans [Evans, Mariah]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Romantic Ediciones
publicado: 2016-12-05T23:00:00+00:00


Capítulo 11

Rebeca estrechó la mano de la cliente y le abrió la puerta del despacho. Mientras la clienta se alejaba, observó cómo por el final de la calle se acercaba Ethan, con cara de pocos amigos.

Ni siquiera le sonrió cuando pasó por su lado, solo acarició su cintura un segundo como muestra de cariño.

—¿Cómo ha ido la reunión?

—Bien —respondió Rebeca mientras cerraba la puerta—. Tiene que venir mañana a traer un informe médico, dice que se lo ha dejado en casa.

Ethan chasqueó la lengua mientras saludaba a Isabel y subía las escaleras hacia la planta alta.

—Y eso que le dije que lo trajese todo —comentó Ethan mientras se dirigía hacia su despacho propio.

—Bueno, ya ves, la gente se olvida. —Rebeca seguía sus pasos.

Ethan entró en su propio despacho y Rebeca cerró la puerta tras de sí. Se quedó observándolo mientras iba hacia su butaca, deshaciéndose el nudo de la corbata de nuevo.

Suspiró y fue hasta el asiento, sentándose frente a él. Ethan se sentó mientras la observaba con una ceja enarcada y luego desvió la mirada hacia la pantalla del ordenador mientras lo encendía, en silencio. Su mirada chocó con la de ella varias veces.

—No pienso moverme de aquí hasta que me lo expliques todo —dijo ella con contundencia.

—¿Has quedado para comer con tus padres?

—Sí. Y ahora... —dijo elevando su mano hacia él—. La pericial que ha emitido el juzgado.

Ethan resopló, mientras se apoyaba contra el respaldo abatido. Le tendió la carpeta y se la pasó.

Rebeca la abrió y comenzó la pericial. Ethan se incorporó apoyándose contra la mesa.

—Ya te lo he dicho. La pericial no hace referencia a nada de lo que Tomás ha descubierto.

Rebeca permaneció unos minutos en silencio mientras leía.

—Entonces, ¿es verdad? ¿Están ocultando información? —preguntó más enfadada que miedosa.

Ethan suspiró.

—Eso parece. Tomás tiene un amigo, es inspector. Dice que es de confianza. Le preguntará si sabe algo sobre el tema o puede averiguar.

Ella aceptó mientras depositaba la pericial sobre la mesa. Apretó los labios como si se contuviese de pegar un grito por la impotencia que la inundaba y se obligó a sí misma a mantener la calma.

—¿Qué más ha descubierto Tomás? —preguntó mirándolo fijamente.

Ethan la contempló unos segundos, fijamente, hasta que se dio por vencido. Era la primera vez que veía ese tipo de mirada en Rebeca, una mirada con una determinación increíble.

—Está bien —susurró—. Recuerdas que Tomás encontró que usaban el programa Tor para navegar por la Deep web, ¿verdad? Y que había accedido a una web de contratación de sicarios.

—Sí.

—Bien, pues el usuario que usan los sicarios es SICAR1.

—Qué original —se burló ella haciendo que Ethan sonriese de mala gana.

—SICAR1 ha contactado mucho con otro usuario. Este usuario se llama GUZI6, ¿y adivina? —Ella lo miró intrigada—. GUZI6 ha hecho numerosos ingresos a SICAR1 para contratar sus servicios, o al menos eso pensamos...

—Es lo que tiene más lógica, ¿si no para qué iba a pagarle? —preguntó ella.

Ethan aceptó y luego la miró fijamente, intentando decir lo siguiente de la forma más suave posible.

—Una de esas transacciones, está realizada el mismo día de tu secuestro.



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